Alopecia areata: Mi experiencia como parte del 2%

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He reflexionado mucho sobre mi deseo de destacar y sentirme única. La oportunidad llegó de manera inesperada cuando descubrí que formo parte del 2% de la población mundial que sufre de alopecia areata.

La alopecia areata es un trastorno autoinmune que provoca la pérdida de cabello en áreas específicas del cuero cabelludo y, en algunos casos, en otras partes del cuerpo. Se caracteriza por la aparición repentina de parches sin pelo, y su causa exacta aún no está completamente comprendida.

Inicialmente, cuando surgió la primera área sin cabello, conocida como ‘placa’, acababa de abandonar un trabajo tóxico que sumió mi vida en una crisis emocional intensa. Durante una reunión familiar, al mostrarles la mencionada placa, sus reacciones fueron de sorpresa y desconcierto. En el grupo, había una persona con experiencia en peluquería que me aseguró haber visto casos similares y afirmó que mi cabello eventualmente volvería a crecer; no era algo grave. Posiblemente se debía al estrés, así que solo tenía que relajarme. Como me había liberado del trabajo tóxico, no debería ser un problema. Además, la placa estaba en la parte posterior, donde pasaba desapercibida. En resumen, la situación no era motivo de preocupación

Con el transcurso de las semanas, observé cómo la placa se expandía gradualmente, haciéndose cada vez más grande. Tras una búsqueda exhaustiva en Google y la lectura de consejos compartidos por personas que habían enfrentado situaciones similares, descubrí que lo que estaba experimentando se conocía como alopecia areata. Aunque no se consideraba un problema grave, encontré en internet numerosos consejos caseros para mejorar la situación, por cierto, no llegué a probar ninguno. Además, la mayoría de los testimonios afirmaban que esta condición era temporal y que con el tiempo se resolvería. En esos días, también había iniciado un tratamiento psiquiátrico que incluía antidepresivos y ansiolíticos, lo cual se esperaba que contribuyera a reducir mi estrés y, por ende, la alopecia.

Los días avanzaban y mi bienestar emocional mejoraba, pero el estado de mi cuero cabelludo seguía su propio curso. A medida que mi ánimo y salud mental parecían fortalecerse, noté en cada ducha una cantidad cada vez mayor de cabello perdido, lo cual encendió las alarmas. Sin embargo, lo que realmente convirtió la alopecia en una preocupación palpable fue la aparición de una nueva placa. Todo esto sucedía cuando se esperaba que mi realidad estuviera dispuesta para que la alopecia abandonara mi vida.

Las semanas pasaban y yo cada vez con menos cabello debía encontrar formar creativas de peinar mi cabello para que no se notara la falta de este pero llego un punto en donde era imposible, no había forma de ocultarlo y con ello llegaron los comentarios que pensaba serian negativos pero en realidad me encontré con personas que ya lo habían pasado y me compartían su experiencia, sus historias de estrés que los llevaron a tener alopecia y los remedios que encontraron, todos aseguraban que duraría poco y que solo quedaría la historia y el mal recuerdo.

Ya han pasado más de 2 años y sigo perteneciendo al 2%

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